Dicen que por cada escocés hay dos ovejas. También se podría decir que por cada extremeño hay más de cuatro. El cordero se extiende por casi todo el territorio extremeño: solo 70 de sus 382 municipios no conocen los rebaños. Si el claxon es consustancial a las ciudades, la esquila es el sonido más característico de las dehesas y las llanuras de Extremadura.
“¡Quién fuera vaca extremeña!”. He ahí una exclamación-resumen pronunciada por un periodista gastronómico alemán. El hombre envidiaba la buena vida de las terneras del país: pastando en libertad, con hectáreas y más hectáreas a su disposición, bien alimentadas, aireadas, bien tratadas…